miércoles, 21 de noviembre de 2018

ANIVERSARIO



Fingía mirar fuera, pero en realidad no veía nada. Tras el cristal solo se veían gotas continuas resbalar, unas lentamente y otras veloces, y apenas un cielo enmarañado de nubes grises.
A mi retina solo acudían imágenes de un pasado ya lejano, de un día como hoy lleno de nervios, alegría e incertidumbre. Un día en el que empezábamos un nuevo camino, sin saber muy bien donde nos llevaría, pero cargado de ilusiones y de esperanza.
Hoy ese camino está casi recorrido, en el que encontramos piedras, zarzas, sinsabores y alguna que otra alegría que se han cobrado su peaje.
¿Que nos queda de aquel equipaje que con gusto llevábamos a nuestras espaldas? 

Nada, las maletas se fueron vaciando y llenando de piedras que cargamos con esfuerzo y por costumbre, cada uno la suya, echándonos en cara las piedras que aportamos cada cual a la maleta del otro, dejando que la vida se vaya, que se nos escape entre los dedos, y a veces hasta deseando que pase rápido y se acabe.
Que triste ser dos fantasmas que pululan en este hogar, que se miran sin verse, sin sentirse, que fingen ser el uno del otro.
Que triste es mirar los cristales y tan solo ver llover y no ver el brillo del sol radiante que dejan las nubes cuando se van.