Antes de que el verde acuda
a tus ramas renegridas,
te vistes de blanco.
Del blanco rosado
que lame las laderas
de los cerros, cuando
aún en enero el frio
los viste de escarcha.
Después llega el verde,
derramando pétalos
al viento, y pidiendo
agua al cielo limpió
de algodones.
El fruto preña tus ramas
que entre terciopelo
verde agua deja el frío,
y en abril aguas mil,
que unos años llegan
y otros ni se esperan.
Y pasa Julio, agosto,
llega septiembre,
y su corazón endurecido
se desprende del terciopelo,
dejando ver el fruto
de tu tronco ennegrecido.