No podía dar crédito a lo que estaban viendo sus ojos,era algo maravilloso.Una cascada envuelta en bruma,donde se reflejaban todos los los colores del arco iris, y al pie de la cascada una pequeña laguna rodeada de los más hermosos árboles que te puedas imaginar,era un lugar paradisíaco. Pero algo no iba bien, allí faltaba algo, no se escuchaba el sonido del agua al caer,y sin embargo... ¿qué demonios era ese ruido? El maldito despertador que la volvía a traer a la realidad.
Abrió los ojos en una inmensa oscuridad,donde solo se veían unos números rojos parpadear y se escuchaba ese maldito zumbido.
-¿Cuándo demonios vas a apagarlo, o lo vas a dejar sonar toda la hora?
-Ya lo apago, tranquilo -no encontraba la luz.
-Cuando prepares los bocadillos, me traes un café.
-Vale.
Gloria .era una mujer callada, tranquila y algo dejada para si misma.No le gustaba arreglarse y tampoco le preocupaba como se vestía, se levantaba y se colocaba lo que pillaba primero, sin mirar que conjuntase o no. Se lavaba la cara y se recogía el pelo de cualquier forma, le daba igual. Pensaba que nadie se fijaba en ella, que era como otro mueble más de la casa, en el que no reparas si cumple su cometido y si esta siempre en su lugar.
Todos los días la misma rutina, tenía que preparar el desayuno y los bocadillos, para sus hijos y su marido.
-¡Vamos arriba, que hay que levantarse dormilones!
-¡Oh no, mamá!, déjanos un poquito más, ¡porfa!
-Vamos Violeta, ya no hay tiempo o llegarás tarde al instituto.
-Mamá ¿dónde esta mi sudadera azul? no la encuentro.
-¡Eres un desastre Miguel! ¡Nunca dejas nada en su lugar y después no encuentras nada! La tienes sobre la silla de tu habitación. No hagas ruido o despertaras a Elena y es demasiado temprano para ella.
Cuando llegó a la cocina se encontró a Mario, su marido, como de costumbre, de mal humor.
- Siempre te pasa igual, yo soy el último mono, ¿cuándo pensabas llevarme el café?
-Ya iba a llebartelo , pero ...
-¡Pero, pero , siempre tienes algún pretexto y nunca haces lo que te pido cuando te lo pido, todo y todos son más importantes que yo, que soy el que me rompo el lomo trabajando todos los días para que en esta bendita casa no falte de nada y así me lo pagáis!
- ¡Eso no es verdad!,no te enfades.
Se marchó dando un portazo y no la escuchó. Siempre hacía igual nunca la dejaba explicarse, y cuando lo intentaba, acababa diciéndole que no servía para nada, que era una inútil, que estaba harto y que cualquier día iba a coger la puerta y no le volvían a ver el pelo , a ver como se las iban a arreglar sin que él le sacara las castañas del fuego;que eran una panda de inútiles, que ninguno servía para nada, y su última frase era:"Vaya asco de familia que me fue a tocar".
El día empezaba bien, cosa rara en esa casa, ya era una costumbre que desde por la mañana le recordara que no servía para nada, y aún quedaba muchas horas por delante.
De vuelta a casa, después de acompañar a Elena al colegio, tenía que empezar con las tareas, que no eran pocas. Elena era la mas pequeña de la casa, solo tenia cinco años, era el juguete de sus hermanos ,mayores; Violeta que tenía diecisiete años y Miguel que tenía catorce.
Elena compartía una afición con su madre, le encantaban los libros, aún no sabía apenas leer pero se pasaba el día con alguno en las manos, tenía uno que era su preferido, era el de "Nacho chichones", su madre tenía que leérselo todas las noches antes de irse a dormir, ya se lo sabía de memoria , solo se quedaba tranquila cuando mamá terminaba la última pagina, decía que así soñaba bonito y no tenía pesadillas.
Gloria pasaba cada uno de los minutos que tenía libres con algún libro en las manos, le apasionaba leer, era la única forma que tenía para escapar de su vida. Eran su refugio, en ellos encontraba lo que en la vida real le faltaba, el valor suficiente para enfrentar su situación, y gritar ¡basta ya!. Ella no era estúpida ni tampoco era una inútil, siempre había trabajado para ayudar en casa y se desenvolvía bastante bien en cualquier situación, hasta tuvo un puesto de bastante responsabilidad en una empresa en la que trabajó durante mucho tiempo, hasta que se casó. Desde ese momento todo empezó a ir le mal. No se explicaba cuando su marido dejó de ser el chico del que ella se enamoró para convertirse en el hombre machista y prepotente que era ahora, solo vivía para humillarla y despreciarla y hacerla sentirse insignificante.
Nunca le puso una mano encima aunque a veces lo hubiera preferido, un golpe siempre deja marca, pero las palabras no, pero te hieren en lo mas profundo del alma y van minando poco a poco tu personalidad y tu carácter hasta convertirte en una sombra que acepta callada las humillaciones y los insultos y crees que eres la que tiene la culpa de todo sin darse cuenta que no es así.
Hoy tenía que acudir a una reunión en el instituto. La tutora de Miguel quería hablar con los padres, por un incidente que había ocurrido en clase con dos alumnos por culpa de un móvil. Quería que los padres comprendieran que no era necesario que sus hijos llevasen los móviles a clase, porque si querían comunicarse con ellos o al contrario, siempre podían utilizar el teléfono del centro que estaba para eso y así se evitarían problemas innecesarios.
Gloria estaba nerviosa la reunión se estaba alargando más de lo previsto, y estaba temiendo que cuando llegara a casa Mario ya abría llegado del trabajo y una de las cosas que odiaba era llegar a casa y no encontrarla allí.
-Hola ya estoy en casa -alzó un poco la voz para llamar a Violeta.
- Violeta, ¿está Elena contigo?
Se sobre saltó cuando detrás de ella escuchó la voz de Mario.
-Violeta no esta, se ha marchado a casa de su amiga Lucía a terminar el trabajo de filosofía y ha dejado a Elena en casa de vecina.
-Bueno entonces voy por ella que ya es tarde.
-Espera, ¿para qué era la reunión del instituto?
Gloria se echó a temblar, sabía que debía explicarle el motivo de la reunión sin darle demasiados detalles para intentar que no se enfadara.
-Solo era para que no dejemos que los niños se lleven el móvil a clase.
-¿Y eso por qué?
-Porque lo utilizan en clase, no atienden y molestan a los demás.
-Eso son bobadas, no creo yo que delante del profesor se pongan a toquetear el móvil, cuando saben que si se lo ven se lo van a quitar.
-Ya sabes como son los adolescentes, si algo les prohíbes es lo que antes hacen.
-¡Sí, claro, ahora es que con tantos derechos que tienen los niños ya no se les puede ni mirar mal, y si en vez de tanta maestrita como tienen, tuviesen un buen maestro como los de antes, se le quitaban todas las tonterías que tienen esa panda de niñatos.
-La tutora de Miguel es una buena profesora es bastante recta y seria con ellos, pero sabe ganárselos.
-¡Ya habló la entendida! ¿Tú que sabrás? Si no sabes ni donde tienes la cara.La inteligente, la que cada vez que abre la boca sube el pan, yo no se para que demonios vas a esas reuniones si no sirves para nada.
-¡A la próxima vas tú que eres mas listo!
-¡Si, claro como que yo tengo tiempo y ganas de ir a verle la cara a los puñeteros maestros que no hacen más que dar la lata!
La hora de la cena transcurrió sin ningún incidente y todos cenaron en silencio, a ninguno le apetecía ver la televisión en el salón como otras noches, los chicos se marcharon a su habitación y Gloria fue a acostar a Elena y a leerle un ratito como todas las noches, Cuando Gloria volvió a la cocina Mario ya no estaba, supuso que se había ido al dormitorio, recogió la cocina y cuando terminó se sentó en la penumbra del salón, no le apetecía irse aún a la cama, él seguro estaba despierto todavía y no tenía ganas de escucharlo hoy más.
El día acabó como empezó y necesitaba despejar la cabeza, pensó ponerse a leer un rato, se fue a la estantería y cogió el libro que ya estaba terminando, era "La ciudad de las bestias" de Isabel Allende. Cuando empezaba a leer se olvidaba de todo, era como meterse en una burbuja que la aislaba de todo yen la que la hacía entrar en otra aventura más, acompañando a Kate Cold, su nieto Alexander, Nadia la hija del guía y el equipo de fotógrafos del National Geographic en una tierra virgen llena de magia ancestral y misterios en busca de una enigmática bestia.
Cuando leía perdía la noción del tiempo y se olvidaba hasta del cansancio. Miró el reloj y se dio cuenta de que era muy tarde, tenía que acostarse o mañana le costaría bastante levantarse.
