donde menos lo esperaba.
Aquella tarde de Marzo,
mientras nada lo presagiaba.
Tropecé contigo
y con tú hermosa mirada,
me encadenaste a tus ojos,
sin soltar una palabra.
Me llevaste de la mano,
hasta donde el dolor termina.
Me hiciste ver que la vida
no por un error se acaba.
Me enseñaste a sembrar,
aunque después no recojas nada.
Encontré alegría
donde solo pena quedaba.
Iluminaste mi día
cuando la oscuridad reinaba.
Encontré cariño y dulzura,
y alguien que me comprendiera.
Eres el duendecillo
que yo esperaba,
para llevarme a este mágico mundo
donde todo es nada...
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