Como siempre te vas,
sin un hasta luego,
sin un adiós, sin nada,
tan solo con el silencio
y el vació que deja tu ausencia.
Mis brazos en hueco,
mi cama fría,
mi cuerpo enredado
en las sabanas que nos cubrían.
Con paciencia
seguiré esperando,
que el día transcurra
entre nostalgia y melancolía,
la noche te traiga
a lomos de un corcel blanco,
y te deje en mi ventana,
para ser mi Romeo
hasta llegar la mañana,
y te vuelvas a ir
sin un adiós,
sin un hasta luego,
sin nada,
tan solo con el silencio
que dejan tus pisadas...
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