En carne viva
tengo el alma,
vestida de hielo
y con escarcha.
Va cegando
al deseo,
y en silencio
la mirada.
Anda muriendo
descalza, andando
por la vereda,
van dejando las llagas
de sangre toda su huella.
A gritos calla
el silencio,
a golpes acaricia
la vida, va llorando
alegría, de amores
su despedida.