viernes, 17 de julio de 2015

CABALLEROS Y DAMAS




Anudé mi pañuelo a tu brazo,
y sobre el yelmo dibujaste 
un corazón, bajé la mirada 
al suelo y una sonrisa 
en mis labios apareció.

Mi nombre en tu boca sonó
como suenan las cuerdas 
de un arpa, en las manos 
de un trovador...

Caballero que en tu lanza 
llevas atado mi corazón,
no lo dañes en esta justa
que tan sólo se llama amor.

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