Amor ayer iluminaste mi camino, lo hiciste llevadero, y dejaste que acomodada mi paso al tuyo. Fuiste mi compañero en ese paseo que es la vida.
Fui afortunada aún cuando tropezaba y caía, a veces no quería levantarme, pesaba demasiado la tristeza, pero ahí estabas tú. No eras el amor de la pasión y el deseo, si no el amor de la ternura y la paz, el que provoca una sonrisa o una mirada de complicidad.
Seguí caminando contigo por un camino paralelo al del principio. Fuiste dejando el rojo del amanecer y tornándote en blanco puro y limpio al ocaso. Me di cuenta que yo fui cambiando a tu paso, deje de enrabietarme
por sin sentidos y sólo mirar adelante viviendo sólo presente.
Que distintos somos hoy, conscientes del paso del tiempo, porque el amor es el mismo, pero con un propósito diferente.