El puño cerrado
sosteniendo la ira,
sintiéndola dentro
galopar por mis venas,
como potro desbocado.
Cerrando los ojos
respirando profundo,
aflojando mi puño
y la ira ya se a marchado,
desclavando las unas
y abriendo despacio,
encontrando en mi mano
el calor que a dejado
la ira a su paso.
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