te llamé en la distancia,
en mi atronador silencio.
¡Te llamé! Y no estabas.
Una oscuridad inmensa
en mis sueños se filtraba,
con aliento de muerte,
de tu lado me arrancaba.
De mi mente borraba,
tus caricias y besos,
y de ti todo se llevaba.
¡Y grite! Y grite tan fuerte
que dejé mi voz desgarrada,
perdida en la noche,
y sin nadie que la escuchara.
En mi sueño caminaba
aturdida y desorientada,
sin saber dónde ir,
ni donde el camino me llevaba.
Tan solo un nombre en mi boca,
y en mi mente resonaba,
un nombre que lo llenaba todo
y a la vez no me decía nada.
Entre zarzas y espinos mi cordura
iba dejando enganchada,
y seguía soñando
aun cuando por despertar luchaba.