Poco a poco la luz se pierde en el
horizonte,
y va dejando jirones de colores.
Se oyen las ranas en su charca,
y el violín de los grillos calentando,
para empezar su concierto nocturno,
que ameniza las noches veraniegas.
La flor de la dama en el jardín
despliega su fragancia,
al percibir el manto de la noche
cubriendo las montañas.
al percibir el manto de la noche
cubriendo las montañas.
Todo queda en calma sosegado por la luz
de esa luna que sonríe pizpireta,
y opaca las estrellas que se atreven a
mirarla.
El murmullo de la fuente que se pierde
en el bullicio de la jornada terminada,
poco a poco regresa el borboteo
de las aguas que el día fueron calmas.
de las aguas que el día fueron calmas.
Y entre ese sin fin de sensaciones,
murmullos y fragancias,
murmullos y fragancias,
vuelve la magia de la noche,
enmascarando miedos,
enmascarando miedos,
y dejando libres nuestros sueños…
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