Cuántas veces dijiste te quiero
sin quererlo ni sentirlo,
que vasto tan solo un suspiro
para olvidarlo en un momento.
Que falso fue tu cariño
y embusteros todos tus besos,
de veneno venían cubiertos
para matar mis pensamientos.
En mentiras enredaste mi cuerpo,
en lujuria convertiste mi deseo,
en condena un cariño sincero,
y en pecado mi amor verdadero.
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