El viento sopla
arrastra las hojas,
y dobla las ramas
esqueléticas y secas.
Las nubes se apoderan
del ceniciento cielo.
El sol pierde su fuerza,
y en cristalina escarcha,
se transforma el rocío
de la mañana.
Ya sube el humo
por las chimeneas,
dejando hilachas
colgando del cielo,
y olor a leño quemado
en el fuego.
Ya ondean bufandas y abrigos,
y como romántico caballero,
por las calles se pasea el frío.
El invierno extiende sus alas,
dejando el campo dormido,
vistiendo los montes de blanco
y de bruma al serpenteante río.