miércoles, 2 de julio de 2014

GORRIÓN


El gorrión que miro 
absorta, como salta 
y picotea, ajeno a la
mirada que sigue
su graciosa danza.

En el pico carga
una o dos migajas,
que encontró entre las hojas
secas de la vieja parra.

Levantando el vuelo
hasta el tejado llega,
donde esconde su nido
de maliciosas miradas.

Y en los recovecos
de polvorientas tejas,
le esperan piando
dos boquitas abiertas.

Al tejado vuelve
limpiando las alas,
y mirando el suelo 
buscando migajas.

Entre la hojarasca
aparece un grillo,
tocando el arpa
que guarda a su espalda.

El gorrión le mira 
desde su atalaya,
-no serás músico
en la noche cerrada.

 En el pico lleva 
cuerpecito y arpa,
del grillo que  al sol
salió a tocar, de
entre la hojarasca.


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