miércoles, 20 de mayo de 2015

DEL JARDÍN



Se secaron las flores
que planté en el jardín,
se callaron las aves
que cantaban allí.

Con el chapoteo el agua
de la poza clara,
se volvió amarga,
revuelta y mansa.

El rosal lunero
ya no tiene fragua,
en la flor naciente
de púrpura y grana.

Coloridos pétalos
que revoloteaban,
muertos del suelo 
el viento los levanta.

Del jardín florido
que yo recordaba.

Sólo queda el eco
de algunas palabras,
dichas en silencio
y con la mirada.

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