miércoles, 24 de junio de 2015

LA MUSA DEL JARDÍN



Sólo el canturreo de una melodiosa voz guiaba sus pasos por el laberíntico jardín.

Cada paso dado entre la enmarañada madre-selva, que colgaba de las ramas del esquelético árbol seco que presidia el parterre, lo acercaban a la voz que parecía llamarlo. Andaba dando vueltas que siempre lo llevaban al mismo lugar, frente a un muro de piedra ennegrecida y cubierto de musgo, decidió desandar el camino sobre sus propios pasos, cerrar los ojos y guiarse sólo por el sonido de aquella voz.


Al momento se encontró frente a una fuente de agua cristalina, de donde parecía brotar la melodía, tímidamente se acercó, sus labios dibujaron una sonrisa:


- Sabía que eras tú, la musa que robó mi corazón e inspira mis versos de amor, se sentó en el borde removió el agua y la voz calló.

Con las manos metidas en los bolsillos y silbando aquella melodía se fue alejando. Entre las ondas del agua que tímidamente se deshacían, se reflejaba la luna y la melodiosa voz volvió a resonar entre las tapias del jardín de los enamorados.

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