En la noche tenebrosa
donde vagan almas
perdidas,
el miedo viste de
gala
y sale a pasear a escondidas,
dejando por cada esquina
una flor de luto vestida.
Con el eco de sus pasos
va creciendo la agonía,
del que anda medio a oscuras
por estrechas callejuelas,
recelando si va solo
o en extraña compañía.
No es buen socio el señor miedo
en estas noches de brujas,
donde esqueletos y zombis
se pasean entre sombras.
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