Tarde melancólica, gris y turbia,
la lluvia azota los cristales,
que evoca mi melancolía
y me devuelve mis pesares.
Me escondo entre las páginas
gastadas de un libro,
en las que tantas veces
tú y yo hemos leído.
Las que nos hicieron sentir
amantes, compañeros, amigos...
El gris plomizo del cielo
me devuelve aquellas tardes,
donde bajo una manta
escondíamos pasiones,
y entre risas y arrumacos
dejábamos escapar el tiempo.
Hoy son los mismos ojos
que miraban los ventanales,
pero no es la misma lluvia
la que moja mis cristales.
Ojos viejos y cansados ,
donde no quedan pasiones
solo amores callados,
anotados en los versos
que un día fueron ilusiones.