viernes, 6 de septiembre de 2013




El silencio hoy reina en las aulas vacías,
los viejos pupitres no tienen alegría,
ni la vitalidad que le dan esos locos bajitos
que en sus locuras lo inundan todo
de risas, juegos, esperanzas y vida.

Sus pequeños pasos resuenan por los pasillos,
como un eco lejano de días fríos de invierno
cuando su bullir era como el de un hormiguero.

Y entre voces infantiles se escucha al maestro,
con voz pausada y calma, llena se paciencia poner orden.

El colegio se estremece cuando queda solo
en los calurosos días de estío, y no se escucha
más que el silencio roto por el crujir de sus paredes,
con la melodía incansable de las chicharras de fondo.

Así un día tras otro hasta casi llegar el otoño,
y otra vez las risas y el tropel que trae consigo
la vuelta a empezar de nuevo el curso,
y vuelven los niños y los padres, que un día
fueron ellos los que alborotaban y hacían ruido
entre los viejos muros del colegio.

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